jueves, 11 de marzo de 2010

Un vacío para Dios

Desarrollábase un juicio en el cielo, en una sala parecida a las salas del Palacio de Justicia de Lima-Perú. A un lado de la sala, solicitando el castigo eterno, el fiscal acusaba del pecado de la mentira a una mujer de nombre Ly, que se hallaba sentado junto a su abogado defensor al otro lado de la sala. Al frente de las partes en actos de defensa y ataque, Dios observaba sentado sobre una silla muy linda.

Basándose en la Biblia, el fiscal con estilo acusaba del daño de la mentira y se pulía en sus argumentos, pues, estaba frente a Dios. La cara de Ly expresaba que estaba perdida. Miró a su abogado, buscando una salida –costumbre de litigantes cuando se enteran de los ataques de la otra parte- , diciéndole:

“Dr. y ahora, qué hago. Voy a perder el juicio. Y me llevarán al infierno por la eternidad. Ud. Me dijo, que no había pierde en este juicio”.

El abogado, también preocupado, expresó: “Concentraciòn, pienso; es que el fiscal es bueno, muy bueno. Pero, los abogados siempre tenemos salidas”. Después de diez minutos, más o menos, mirando a su cliente, exclamó con voz susurrante: “Hallé un vacío, tu salvación”.

Dirigiéndose al centro de la sala, el abogado pidió permiso y habló:

“Señor, fiscal, las personas serán juzgadas mediante leyes que previamente son conocidas por ellas. Mi cliente, nunca leyó la biblia, porque, desde su niñez le enseñaron a no creer en ella. Por tanto, no sabía, que mentir es un pecado. Ella lee documentos que los hombres producen. Y, además, por educación familiar, es una atea. Baso mi fundamento en el principio de Legalidad Celestial. Por tanto, solicito se declare inocente a mi cliente y se le traslade al Paraíso. He dicho”.

Dios sentenció, así:

“Conforme al principio de Legalidad Celestial las normas deben existir antes que los actos que se juzgan y deben ser de conocimiento público. Y esta mujer nunca leyó la Biblia porque así lo educaron, por tanto, no sabía de la existencia de una norma que señalaba a la mentira de pecado. En aplicación estricta de la ley celestial, corresponde la absolución de la acusada, ordenando que se traslade a la acusada al cielo, a su vida eterna”.

Con júbilo, Ly abrazó a su abogado, y este a aquélla. Con alegría se dirigieron a la vida eterna.

El fiscal, rumiando sonidos y palabras incomprensibles, solicitó audiencia a Dios. Concedido. Manifestó: “Sr. Dios, a esta mujer no se le castiga porque no lee la biblia, y por tanto, no sabía que mentir es un pecado, con castigo en el infierno. Y que lee solamente documentos producidos por el hombre. Muy bien, existe un vacío, hay un hombre que puede escribir una obra, en donde se comunique a la humanidad estas leyes de Dios, que mentir es un pecado. ¿Quién es ése hombre” –Preguntó, Dios-

El fiscal, contestó: Dante Alighiere

Ahí se escribió La Divina Comedia.

Despues de ese juicio, en el cielo existen dos medios legales y documentales, creados por Dios y por el hombre, para juzgar el daño de las mentirosas y mentirosos.

11 de Marzo de 2010

leo rìos

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